lunes, 15 de abril de 2013

NAZI¡¡ LE DIJO LA SARTÉN AL CAZO...


Dolores de Cospedal habla de "nazismo" cuando habla de los ciudadanos que hacen escraches en las casas de los diputados y parlamentarios. Habla de acoso al político, de miedo y de coacción. Habría que preguntarse si realmente cree en sus propias palabras.

A mí me gustaría también saber si es democrático ejercer el poder aprovechando una mayoría absoluta parlamentaria, cuando en ningún momento se ha cumplido con el programa electoral que otorgó esa mayoría. Tenemos una democracia demasiado débil si cualquier partiducho político a base de mentiras puede llegar a una mayoría absoluta para luego gobernar a base de decretos que cada vez dejan al ciudadano más hundido mientras se favorece a grandes corporaciones y banca descaradamente.

Me pregunto también, si mañana se celebrasen elecciones en España si el PP volvería a ganarlas con todas las medidas que ha tomado tan alejadas de sus promesas electorales. ¿Seguirían ganando?. Yo no lo tengo muy claro.

Cuando dicen que tienen miedo realmente tienen miedo a que se les ponga en evidencia. No es lo mismo decir ante los medios de comunicación "un grupo de ciudadanos" o "un grupo de septuagenarios (que son normalmente los afectados por preferentes) han estado gritando delante de mi casa" que decir "he sentido miedo porque temía por mi integridad y la de mi familia", aunque en ningún caso se hayan sentido intimidados. Sólo hace falta ver la sonrisa de medio lado que tenía ayer González Pons mientras Dolores de Cospedal hablaba así sobre los escraches. Una persona que tiene miedo no sonríe nunca cuando se habla sobre terrorismo o nazismo. De hecho, me parece una burla hacia las personas que de verdad hayan sufrido estas situaciones la comparación que están realizando ellos.

Estamos hablando de puros intereses partidistas, de desviar la atención, de criminalizar la protesta ciudadana, de coaccionar la protesta legítima mediante miedo a manifestarse por represalias o multas. Esto sí que es nazismo, puro y duro.

Si de verdad fuesen violentos no habría habido escraches. Es mucho más fácil organizar un tumulto con pasamontañas, cuatro ladrillos y dos cócteles molotov que un escrache. Pero no se persigue eso, ni mucho menos, se pretende llamar la atención sobre un problema real, de una realidad que no afecta a una casta que quiere aprovecharse de esa situación para cuando se acabe su mandato colocarse en algún banco de los que han sido rescatados de por vida como Consejero o vaya usted a saber qué, cuando ya nadie se acuerde de quien le dio al botón rojo, al verde, o quien era Ada Colau.

No hay comentarios:

Publicar un comentario