Ayer ingresaron al Rey para volverle a operar por enésima vez de la cadera.
Tenemos un Rey que parece ya Mr. Potato, ese muñeco al que montas y desmontas continuamente
para quitarle y ponerle partes del cuerpo. Y es que la cadera de su Alteza Real
ya está algo obsoleta. Y es que una monarquía en pleno siglo XXI echa un tufo a
obsolescencia que tira para atrás. Tan para atrás como las cacerías de
elefantes, las recepciones de embajadores en plan Ferrero Rocher y tantas cosas
que parecen tan fuera de contexto que de por sí son grotescas.
Y no hablamos sólo del Rey. La semana pasada los catalanes hicieron una
cadena humana para pedir un referéndum para la independencia de Cataluña. El
Gobierno central les niega siquiera el derecho a éste referéndum. Yo, sin
querer entrar en el fondo del asunto, porque no soy catalán y lo que haga un
catalán al fin y al cabo me la repantinfla, que yo no soy quien para decirle a
nadie como barrer su casa, pues hombre, si quieren consulta, se supone que esto
es una democracia y ese derecho a la consulta se les debe de reconocer. Después
ya veremos donde les lleva, pero están en su derecho, no hay quien se lo quite,
lo demás no deja de ser censura previa, cosa que hasta la Constitución prohíbe.
Y no es que la Constitución se libre de su obsolescencia. La Constitución
necesita reformarse en unos cuantos aspectos y de paso unas cuantas leyes que
la desarrollan. Como por ejemplo el que sea intocable el sistema de mayorías
parlamentarias ni que el sistema tributario no se pueda modificar por
iniciativa legislativa popular. Si ya no se está cumpliendo el pago de
impuestos que ella misma marca como "un sistema tributario justo
inspirado en los principios de igualdad y progresividad" que también
se pasan por el forro cuando en proporción paga mucho menos cualquier gran
empresa de este país que el churrero de la esquina. Alegan que son cosas muy
complicadas porque exigen mayoría absoluta y patatían patatán, pero el artículo
135 que nos ha condenado a todos sí que lo modificaron bien los socialistas y
los populares hace nada.
Y luego está como nos quedamos obsoletos nosotros. Envejecemos como nenas.
Seguimos siendo la España de pandereta en muchos aspectos, pero en otro somos
muy "mediterráneos" llamémosle así. Seguimos defendiendo con ardor
nuestra bandera, nuestro españolismo, nuestro equipo y nuestra asociación
fallera, rociera o lo que se tercie. Eso sí, si salen 2000 personas a la calle
a enfrentarse a una Ley Hipotecaria injusta (hasta la Unión Europea lo dice)
decimos que son unos perroflautas, unos terroristas, etc, etc. Es decir, para
aquello que en realidad sirve para algo, somos unos nenazas, incapaces de
defendernos, hasta que el fuego nos llegue a los cojones. A lo mejor ahí sí.
Y dentro de nuestra propia idiosincrasia hablemos por ejemplo del toro de
Tordesillas o las becerradas de Algemesí. Como son tradición, aunque sean
festejos propios de cafres en España los seguimos celebrando. La piel de toro,
se dice del mapa de España. No sé que opinarán los toros, porque ellos no
pueden opinar sobre esto, pero son tradiciones fuera de todo sentido que no
hace más que exponer lo peor de nosotros mismos a los ojos de Europa y del
resto del mundo. País de cafres, capaces de hacer de todo en manada y bajo los
efectos del alcohol, pero incapaces de meter en la cárcel a un banquero o a un
ministro corrupto, esto es España, así nos va.