Rajoy junto con el realizador, el Manuel Campo y otros ilustres de la cacademia |
Anoche, como muchos españoles y otros que no los son todavía, pero llevan un puñado de años buscándose la vida aquí, me puse a ver el famoso debate. Eso sí, me gustó seguirlo a través del streaming de DRY (Democracia Real Ya), la television del 15M, donde iban puntualizando con comentarios bastante acertados lo que comentaban los candidatos. De esta forma conseguía ver que todavía queda algo de conocimiento por una parte de la población.
Mi anál-isis, del debáte y digo anal porque me parece una tontá del culo lo que hicieron, es que los españoles hoy por hoy lo tenemos muy jodido. Lo tenemos jodido por una parte por que ya sabía de sobras que hay un bipartidismo del que no vamos a salir en muchos años. Y digo muy jodido, porque si ya era consciente de que la información en este país está manipulada, los que se supone que son grandes espadas del periodismo informativo en este país, están igual de vendidos o más que los principals partidos políticos.
La forma de presentar a los dos candidatos, como si fueran dos estrellas de Hollywood entrando en el plató y haciéndose fotos, delante del cartel de la Cacademia de Televisión, me pareció una exaltación totalmente fuera de lugar para dos personas que se presentan a unas elecciones donde hay un montón de partidos más, así como una falta de respeto a estos otros partidos. De entrada, un debate para todas las elecciones ya me parece una burla. Pero lo peor, es el tratamiento que se les dió a ambos candidatos.
Se sentaron uno al lado del otro, ambos barbitas y calvos, que parecían 2 cojoncillos rasurados y el "imparcial" presentador, ejerciendo de pene se dedicó a alabarles a los dos sus virtudes.
Otro tanto hacían los demás periodistas que cubrían el evento desde fuera del plató, y el peor papel sin duda, lo tuvieron los periodistas de 59 segundos, cada uno en sus trece de que mejor era el que simpatizaba con su grupo de presión (por cierto todos ellos con la banca como principales accionistas), ninguno sin bajarse del burro.
En fin, lo que debería de haber sido, en teoría didáctico y enseñar algo a los españoles, nos demuestra que los españoles seguimos teniendo lo que nos merecemos. El español no tiene identidad propia. No tiene personalidad y no tiene capacidad de discernir. Por eso nos gusta tanto el fútbol. Hay pocas opciones. O eres hincha del Madrid o del Barca y del modo más irracional te puedes tirar horas discutiendo para defender unos colores.
Con la política nos pasa igual. Nos hemos acostumbrado a que la televisión y prensa escrita se dedique a dar cancha a uno u otro partido y nos autocomplacemos siguiendo comprando la misma prensa y la misma televisión, en un acto de puro narcisismo mental que nos vuelve a ratificar en nuestra decision anterior. Somos incapaces de aprender de los errores y si se cometen los perdonamos y nos da lo mismo que el error sea que se derrame un vaso de leche a que se atropelle a un anciano por exceso de velocidad. El que lo ha cometido tiene nuestro perdón siempre, porque cambiar conllevaría un reajuste neuronal que no estamos dispuestos a hacer, no sea que se nos suelte algún cable al hacerlo y no nos acordemos de cuando tenemos que ir al baño. En fin, que más vale que dejemos de quejarnos ya, que tenemos lo que nos merecemos.
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